Laura Prats, de Relyens, y Luis Pérez Pau, de Ribera, levantan la voz de alarma en un panorama tecnológico en el que la inteligencia artificial se impone como la gran protagonista de los proyectos sanitarios, tentadora y peligrosa en igual medida



Los beneficios que la inteligencia artificial ofrece al sector salud son innegables, desde optimizar procesos hasta facilitar el diagnóstico



Pero estos avances no llegan sin su retahíla de riesgosEl sesgo en los algoritmos, los errores en el entrenamiento y, cual espada de Damocles, las amenazas cibernéticas se ciernen sobre los servicios críticos de saludImagine usted un triaje en urgencias o un diagnóstico por imagen afectados por un ataque cibernético



Prats advierte del caos organizativo que sucedería si la IA sanitaria es hackeadaInsiste en que para que la inteligencia artificial prospere, debe evolucionar al compás de la ciberseguridad y someterse a una revisión constante de los sistemas ya establecidos



Pérez Pau asiente y añade una advertencia preocupante: la información confidencial no debe, bajo ningún pretexto, compartirse con inteligencias artificiales no corporativas a través de Internet, pues el peligro de que se difunda públicamente es latente



Ambos coinciden en una sentencia clara: no se debe depositar una confianza ciega en la inteligencia artificialLa legislación parece trotar a un ritmo soporífero en comparación con la carrera vertiginosa que corre la tecnología



Las implicaciones de estas advertencias son vastasPara las empresas en el ámbito de la salud en España e Hispanoamérica, significa redoblar sus apuestas por la ciberseguridad y formar a sus equipos para proteger la integridad de sus sistemasLos desarrolladores deben ir un paso por delante, ajustando sus programas y algoritmos para sortear errores y atacantes astutosY para los usuarios, esto se traduce en un derecho absoluto a estar informados, a exigir la protección de sus datos más sensibles por parte de quienes tienen la responsabilidad de custodiar sus historiales médicos



El cuidado en este juego de equilibrios entre tecnología y seguridad será decisivo para el futuro de la sanidad en nuestra era



Fuente: El Español